En la época prehispánica, en el Valle de México, los calpullis eran barrios formados a partir de los antiguos clanes, cuyo derecho de asentamiento había sido reconocido en la historia de un altépetl, que quiere decir cerro de agua, término se usaba para referirse a la ciudad, con su población y sus tierras. Cada altépetl era dirigido por un tlatoani o rey, quien era auxiliado por jueces, recaudadores, capitanes y otros administradores. La base de la sociedad Azteca era la familia, de carácter patriarcal y generalmente monogámica, aunque se permitía la poligamia. El grupo familiar podía reducirse a la pareja de cónyuges y la progenie, o construir formas de familia extensa constituidas por los padres y las familias de los hijos. Un grupo de varias familias componía el calpulli, unidad social compleja que se encargaba de funciones muy diversas. Pues bien, los campesinos que vivían en los calpulli, trabajaban las tieras pertenecientes a los calpulli y tributaban a su tlatoani.
Los calpullis, su singular es calpulli y su plural es calputin, funcionaban como unidades administrativas para efectos de recaudación y participaban en la guerra y en el culto religioso. Cada calpull reconocía a un jefe, denominado hermano mayor, quien tomaba las decisiones con el auxilio de un consejo de ancianos. El tlatoani contaba con recaudadores y capataces que se encargaban de supervisar la tibutación que cada calpulli debía pagar y de organizar la participación de la gente del calpulli en las obras públicas. Los jovenes del calpulli estaban obligados a asistir a una especie de escuela llamada telpochcalli, donde recibían adiestramiento militar por parte de guerreros experimentados y quienes sobresalían por su valentía podían ascender hasta capitanes o guerreros de élite y eran vistos como héroes. Un consejo formado por los cabezas de familia elegía al jefe del calpulli, que debía pertenecer a un linaje determinado. Cada familia perteneciente a un calpulli recibía un usufructo una parte de las tierras comunales la cual volvía al calpulli si dejaba de cultivarse. A veces, varios calpulli se hallaban unidos en barrios y solían estar especializados en alguna actividad artesanal o profesional.
Uno de los rasgos más característicos de la sociedad azteca era su división. La nobleza estaba formada por los miembros de la familia real, los jefes de los calpulli Y los jefes militares, y era el grupo que poseía los mayores privilegios. La clase social de los plebeyos, estaba compuesta por campesinos y artesanos, los cuales debían pagar tributos al estado. Algunos comerciantes, vendían sus productos en la ciudad; otros comerciaban fuera de Tenochtitlan y eran, a la vez embajadores y espías. Gozaban de algunos privilegios, según sus riquezas y los servicios que brindaran. También había esclavos, los cuales empleaban como fuerza de trabajo o se reservaban para los sacrificios religiosos, que no gozaban de ningún tipo de privilegio. La confederación estaba organizada al pago de tributos y la contribución militar por parte de los estados sometidos. No obstante, el imperio intento conseguir una mayor integración política entre sus treinta y ocho provincias.